Entradas

El Granjero, la Hija del Vizconde y la Condesa - Capítulo 1.

Imagen
El Granjero, la Hija del Vizconde y la Condesa.                      Por: Dirk Kelly. Capítulo I: El Alba Entre las Nieblas. La mañana había llegado a Dorset envuelta en una niebla espesa, tan blanca y persistente que parecía esconder secretos entre los árboles y los campos. Desde la pequeña ventana de su nueva casa de madera y piedra, Angela Ravenshire contemplaba la tierra aún húmeda por la lluvia nocturna. Ya no era una dama de la nobleza, pero sí seguía siendo, en el alma, la hija de un vizconde. Y, más aún, era ahora la mujer de Jonathan Thorne, el hombre con manos fuertes, cabello rubio y ojos verdes que la había amado como nadie la habría amado jamás… ni en el altar ni en los salones dorados de la aristocracia. Abrazada por un chal de lino claro, pensó en todo lo que había dejado atrás: la seda, los modales, las promesas falsas. Y sin embargo… sonrió. No le pesaba. Había ganado algo mucho más precioso: la verdad de un amor vi...

El Granjero del Vizconde - Capitulo 4.

Imagen
El Granjero del Vizconde Por:  Dirk Kelly  Capítulo IV – El Límite del Linaje El amanecer en Wycliffe olía a humo y a ceniza. El cielo estaba gris, como si presagiara un juicio. En la granja, Jonathan se despertó solo. Angela había partido al alba, envuelta en su capa, con los cabellos aún enredados por el amor de la noche anterior. Su despedida había sido muda, intensa. Un beso en la frente. Una caricia en la espalda. El granjero sabía que no habría paz. No después de lo que habían hecho. No en esa Inglaterra que aún latía bajo la ley del linaje, de la sangre azul, del poder eclesiástico. El amor de un campesino por una noble era, en 1320, tan condenable como el robo de un relicario. --- Horas más tarde, la puerta de madera de la granja se abrió de golpe. Cuatro hombres armados entraron con rudeza, arrojando el saco de trigo al suelo. —¡Por orden del Vizconde Ravenshire, queda arrestado Jonathan Thorne por seducir y mancillar a la señorita Angela Ravenshire! —gritó el cabecil...

El Granjero del Vizconde - Capitulo 3.

Imagen
El Granjero del Vizconde.                               Por: Dirk Kelly Capítulo III – Cosecha de Pasión. El mercado del pueblo rebosaba de voces, canastas, perros callejeros y ecos de campanas que sonaban en la abadía cercana. Era día de feria: los campesinos vendían hortalizas, las comadres tejían chismes como si fueran estambre, y los niños corrían entre los puestos de especias, panes y salazones. Angela no debía estar allí. Una dama no pisaba el mercado sin escolta. Pero vestida con una capa común y un pañuelo que le cubría el cabello, se escabullía entre los puestos con el corazón en la garganta y el alma llena de decisión. Lo vio. Jonathan estaba junto a su carreta de trigo, hablando con el panadero, riendo apenas, con el sol dibujando su silueta poderosa como una escultura viviente. Sus músculos sobresalían bajo la camisa abierta al pecho, y sus ondas de cabello dorado brillaba como espigas maduras. Angela...

El Granjero del Vizconde - Capítulo 2.

Imagen
El Granjero del Vizconde.                      Por: Dirk Kelly. Capítulo II – Susurros entre los Trigos. El verano maduraba con fuerza sobre las tierras del vizcondado de Ravenshire. El trigo dorado se extendía como un océano de luz bajo el sol de julio, y los pájaros trinaban como si nada conocieran del pecado o del deber. Pero ni las campanas del monasterio cercano, ni las letanías que el padre Oswin recitaba en la misa dominical, podían silenciar los pensamientos que llenaban la mente de Angela Ravenshire. Desde aquella tarde lluviosa, su alma ya no pertenecía del todo a Dios, ni a su linaje. Pensaba en Jonathan Thorne. La noche anterior, Martha le había advertido: —No juegues con fuego, niña. Ese muchacho... es como el mismísimo arcángel caído: hermoso, terco, y orgulloso. Y tú no estás hecha para el pecado. —¿Y si no fuera pecado? —respondió Angela, mirándose al espejo—. ¿Y si el pecado fuera negarse a sentir? Martha le había r...

El Granjero del Vizconde - Capítulo 1.

Imagen
El Granjero del Vizconde.                      Por: Dirk Kelly. Capítulo I – Encuentro Bajo la Lluvia. Wycliffe, Yorkshire, Inglaterra, año 1320. La lluvia caía como si los cielos lloraran un viejo secreto. Las colinas verdes de Wycliffe se curvaban bajo la tormenta, y el galope del caballo rompía el silencio húmedo con fuerza creciente. Angela Ravenshire sostenía con firmeza las riendas, los rizos castaños empapados adheridos a su rostro, y la tela de su vestido de montar pegada como una segunda piel. Cabalgaba sola, desobedeciendo al cochero, al protocolo y a la voluntad de su padre. Y lo sabía. Pero aquel impulso salvaje, nacido de la lectura de un poema prohibido bajo las sábanas de su lecho, la empujaba. Deseaba sentir el mundo más allá de los muros dorados. Entonces, el relincho. El desliz. La caída. El barro recibió su cuerpo con la frialdad de la tierra que no conoce nobleza. El caballo huyó. Y ella, aturdida, rodó hasta det...

La Maldición de la Rosa Carmesí - Capítulo 4.

Imagen
  La Maldición de la Rosa Carmesí.                       Por: Dirk Kelly. Capítulo 4: La verdad desnuda. La niebla del octavo día no trajo lujuria, sino preguntas. Lady Christine y Derek, por fin saciados, se tomaban de la mano con una calma que parecía no de esta tierra. Habían sentido, gemido, ardido. Ahora quedaba lo más difícil: entender qué los había poseído y por qué. El hechizo no podía haber surgido solo. Y los susurros en los pasillos, el vino preparado especialmente para el Conde Henry, los rastros de una figura encapuchada en la torre olvidada… todo apuntaba a un intento fallido de trampa. Christine, más decidida que nunca, exigió ver los registros de los últimos visitantes, los proveedores, los vinos traídos. Ella no era una simple dama: era una mujer que había saboreado la libertad, el deseo, el amor. Ya no aceptaba vivir en la ignorancia. Esa tarde, entre copas vacías y libros mal cerrados, halló un cuaderno escon...

La Maldición de la Rosa Carmesí - Capítulo 3.

Imagen
  La Maldición de la Rosa Carmesí.                      Por: Dirk Kelly. Capítulo 3: El cuerpo del deseo. El tercer día amaneció con una niebla leve sobre los campos de Wycliffe. El sol, aún perezoso, derramaba una luz dorada que acariciaba la superficie del lago, rodeado de árboles y helechos espigados que se mecían como si escucharan los suspiros del bosque. Lady Christine cabalgaba junto a Derek en un solo corcel, una montura alazana de nombre Titania. Él sostenía las riendas, y ella, envuelta en un vestido azul claro y un corsé ajustado, se aferraba a su torso desnudo. Había insistido en que no llevara camisa. Decía que “olía a bosque”, pero en realidad lo deseaba demasiado como para dejarlo cubierto. Sentía el calor de su espalda contra su pecho, el músculo vivo bajo la piel, el roce de sus caderas contra las suyas con cada trote… y no lo soportaba más. La silla de montar, a cada vaivén, golpeaba ligeramente sus entrepiern...